-A veces, nada más te gustaría que la gente te pregunte que te pasó. Porque, todos lo dan por sentado pero, vos querés contarlo una y otra vez. Una y otra vez, hasta que después de decir sucesivamente las mismas palabras pierdan el sentido. A veces, nada más te das cuenta que necesitas que las cosas no tengan tanto sentido como lo tienen. Así, al menos por un minuto, careces de valor y responsabilidades. A veces, te gustaría compartir todo lo que te hace felíz con alguien más... pero, te das cuenta, que todos son infelices. Querés compatirlo pero, no querés ser un hijo de puta. Y nadie, nunca, jamás va a entender todo lo que sentis. Entonces, lo querés compartir... pero, otra vez te impide la barrera de la (in)felicidad ajena. Asique, vas a estar siempre limitado a no poder expresarte. Entonces, ¿qué? Te creas un blog.

Esto también se aplica a todo lo anterior, pero al revés.